Subida del precio de las materias primas y energías. Del acrónimo VUCA que define la situación económica actual, son sin duda las dos primeras iniciales, volatilidad e incertidumbre, las que mejor se aplican a nuestro sector. De una revisión anual de los planes de acción, hemos pasado a una cadencia muy superior, sujeta a los acontecimientos que suceden casi a diario.
La incesante subida de materias primas que comenzó a mediados del año pasado, situada ya en valores porcentuales que no se veían hace décadas, unida a su escasez, y junto con el de los componentes energéticos, tienen un elevado impacto, que implican una gestión de subida de precios a clientes, allí donde es posible, en algunos con el consiguiente impacto en consumos.
Sostenibilidad. La tercera área de preocupación, y por lo tanto otra área de trabajo, es la sostenibilidad del medio con el que trabajamos. Dependemos del mar, un elemento largamente penalizado y que si no aplicamos medidas medioambientales que garanticen, no ya el presente, sino sobre todo el futuro de ese medio, presentará un futuro incierto. La economía circular ha venido, más que nunca, para quedarse con nosotros.
Innovación y conveniencia. En nuestra compañía somos conscientes de ese panorama cambiante, y como tal, nuestra gestión está orientada hacia la flexibilidad para adaptarnos a tal escenario. De la misma manera, lo somos de que como en todos los casos en que esto sucede, también está abierto a las oportunidades. Nuestra línea de negocio de bacalao es estable, si bien como en otros negocios, supeditada a la disponibilidad de materia prima. La de soluciones en base a pescado supone una ventana abierta a la innovación y a las oportunidades que ligan con los nuevos hábitos de consumo. Estamos inmersos en acercar al consumidor los productos del mar de una manera sabrosa, saludable, sostenible y, sobre todo, lo que en el sector se conoce como “convenience Food”.
Defender el margen. Por todo ello, planteamos un marco en donde defendamos el margen de las operaciones, con un nivel de actividad a caballo entre los dos últimos ejercicios, y buscando rentabilizar los recursos y la operatividad de nuestras plantas. Por supuesto, todo lo anterior debe llevarse a cabo en entornos de trabajo en donde prime la motivación de nuestros empleados, y donde la vigilancia constante de la satisfacción del cliente esté integrada en la gestión de la empresa.
Establecer barreras competitivas. La alimentación en el producto fresco, y todo cuanto sucede a su alrededor, se ha convertido en un ejercicio de disfrute, en donde se premia la diferencia con lo establecido, a la vez que el consumo responsable con el entorno. Sólo aportando estrategias diferenciadas, basadas en la asimetría de producto, y en el establecimiento de barreras competitivas, donde sea más fácil defender nuestra posición que a nuestros competidores entrar en ella, estaremos en condiciones de dibujar luz al confuso panorama que he dibujado al principio.