Si en algo ha incidido la presente pandemia en el plano laboral ha sido en la perdida de empleo que ha generado, y en consiguientes dramas humanos que ello ha comportado.
Es verdad que en cada momento existe una oportunidad, pero no es menos cierto que en la presente coyuntura, el panorama se muestra un tanto desolador. Existe miedo a perder el empleo, con lo que los movimientos son pocos y los huecos que se habilitan son lógicamente escasos.
Existen varios colectivos para los que en una situación normal de mercado es muy complejo encontrar nuevos proyectos: los jóvenes, las mujeres en general y los mayores de 45 años. No es necesario decir que las complicaciones se han multiplicado en este tiempo.
El presente artículo pretende aportar no sólo un rayo de esperanza, especialmente para este colectivo tan atacado y vulnerable. Aporta también metodología basada en experiencias propias exitosas en esa franja de edad tan especial. Como digo en él, no pretende ser un ejemplo de nada. Pretende generar una expectativa para todo.
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