El valor de los líderes experimentados: encontrar proyectos a los 50

Este artículo no pretende hacer de mí un ejemplo de nada. Simplemente, porque no lo soy. Lo único que pretende es aportar algo de luz a todos aquellos que, por vocación, o por necesidad, quieren encontrar un nuevo proyecto profesional. Tan sencillo como eso.

Si encontrar un proyecto cuando ya has rebasado la cincuentena es complicado en este país (algunos indican que esa cifra baja a los 45), en las presentes circunstancias es todavía más complicado. No sólo para este colectivo, sino también para el resto. Es una realidad innegable que no por ello, nos debe desanimar. Simplemente significa que hay que hacer las cosas mejor para obtener el mismo resultado.

Los consejos que aparecen a continuación son el resultado de una experiencia que se cimenta en el hecho de haber conseguido tres proyectos en los últimos 7 años, desde que crucé el “Rubicón” de los 50 años. A saber:

  • Dirección General de la empresa Medoka Pack (con 51 años).

  • Dirección General de la División Tubos del Grupo Tubos Reunidos (con 54 años).

  • Dirección General de Giraldo Food Group (con 57 años).

Como he dicho en el primer párrafo, no pretendo que eso me convierta en ejemplo de nada. Simplemente quiero poner mi experiencia en conocimiento de personas que puedan estar interesadas en saberla. Para ello indicaré una serie de elementos en los que la búsqueda del proyecto se ha cimentado. Vamos con ello:

  1. Preparar muy bien la propuesta de valor.

    1. ¿Qué es lo que mejor sabemos hacer?

    2. ¿En qué somos verdaderamente buenos?

    3. Todavía mejor, ¿hay algo en eso que somos realmente buenos que además nos diferencia de otros? ¿Algo que hace que la propuesta de valor sea diferente, distinta, incluso mejor y preferentemente única?

  2. Poner en un papel las características que forman la propuesta de valor. Algo que se asemeja al mensaje del ascensor.

    1. De una forma lo más concreta posible.

    2. En un discurso coherente, que sea fácil de vender, y sobre todo de entender.

    3. Ensayarlo, una y otra vez.

      1. Leído de forma escrita.

      2. Memorízalo.

      3. Contándoselo a una cámara.

      4. Grabarlo, si es necesario ayudándonos de un profesional que enseñe no sólo a decir sino también a cómo decir las cosas.

  3. Definir el sector objetivo.

    1. ¿Dónde creemos que esa propuesta de valor tiene mejor venta?

    2. Estudiar bien el mercado y descubrir qué es lo que buscamos. Y observar y analizar de entre lo que buscamos, qué es aquello que entra en la propuesta de valor. Y donde haya mayor encaje, ése es el objetivo.

    3. Apartar todo aquello en lo que se vea que dicha propuesta no encaja. Es tan importante saber dónde como saber dónde no.

  4. Hacer el CV adaptado al mensaje que se haya hecho.

    1. Poner siempre una introducción en donde se explique un breve párrafo sobre quienes somos, qué aportamos y sobre todo qué queremos.

    2. Preferentemente que el CV sea de logros. Las otras formas (funciones, cronológicos, etc.). están ya obsoletos. Somos atractivos en la medida que obtenemos logros, en la que conseguimos cosas.

    3. Usar la negrita para destacar las palabras clave sobre las que queremos que se fijen aquellos a quienes entregamos nuestro CV.

    4. Apuntarnos a las bases de datos de las empresas de selección. No es la mayor parte de la tarta, pero sí es cierto que, en según qué niveles de responsabilidad, todavía son interesantes.

    5. Hacer tantos CVs como idiomas gestionen, no nosotros, sino nuestro público objetivo.

      1. Uno de ellos siempre en castellano.

      2. El otro en el idioma que maneje nuestro interlocutor.

    6. Hacer dos CVs según la longitud de los mismos:

      1. Uno de una página a modo de presentación. Es el que entregaremos en mano a nuestros contactos para que lo lean con agilidad. Ya nos pedirán el otro si lo creen conveniente.

      2. Otro de dos páginas para cuando nos lo demanden. También será el que metamos en las bases de datos que hemos mencionado en el punto 4.d.

    7. Yo soy partidario de poner foto en CV (hay quien no). Que sea profesional, con media sonrisa y bien vestido.

    8. Poner algún símbolo que pueda llamar la atención y la visión rápida, como por ejemplo los logos de las empresas en las que hayamos trabajado. Pero sin abusar.

  5. Hacer un listado de grupos de contactos a los que les queremos contar nuestra propuesta y nuestro sector objetivo. En definitiva, nuestro mensaje. Dividirlo en:

    1. Headhunters

    2. Empresas de selección.

    3. Clústeres.

    4. Asociaciones empresariales

    5. Fondos de inversión.

    6. Contactos privados.

      1. Ordenar lista según afinidad con ellos. Los más cercanos, los que nunca nos fallarán, serán los primeros. Y así hasta los más lejanos. Hacer que unos nos presenten a los otros para que haya una cierta ligazón entre ellos.

      2. Personalizar el mensaje para cada grupo. Es diferente para cada uno de ellos. Y agradecer cada contacto, cada presentación, cada interacción, e informar de hechos relevantes que nos hayan sucedido. Utilizar ocasiones especiales como Navidades, vacaciones de verano etc., para contactar con ellos.

      3. Si vemos alguna noticia o hecho relevante que afecte a un contacto o grupo de ellos, pongámosla en su conocimiento. Indica información e interés.

  6. Visitar en persona a todo el que pueda sernos de utilidad. No hay nada como una conversación cara a cara. Pero en ausencia de esa posibilidad, buscar la posibilidad de una videoconferencia en lugar de una llamada. El momento es propicio porque esta forma está en auge. Pero no presionemos, solamente sugiramos. Es mejor una llamada que nada.

  7. Usar las redes sociales, especialmente, LinkedIn. Merece la pena extenderse en este punto:

    1. Los contactos deben estar dirigidos a los grupos que son objeto de nuestro interés. Por tanto, ni contactemos por contactar, ni aceptemos por aceptar. No tiene ningún sentido. Contactar es un arte y como tal, hay que gestionarlo de forma adecuada.

    2. Presentémonos adecuadamente a los contactos, ofreciendo cosas que puedan suscitar su interés. Y procuremos gestionar citas con ellos.

    3. Si no tenemos formación en LinkedIn, busquemos hacer un curso en donde aprendamos a utilizar LinkedIn de forma adecuada: el perfil, la forma de contactar, y las posibilidades de esta red social. Hay verdaderos expertos en el mercado que dan formaciones excelentes. No hay que desestimar este tema para sacar rentabilidad a la red.

    4. Publiquemos acerca de las cosas que sepamos, de nuestra área de conocimiento, una vez más, aquello que nos hace diferente. Una-dos comunicaciones por semana. Además, podemos compartir noticias que otros hayan generado, pero que distingan nuestro conocimiento y criterio.

    5. Nunca pidamos trabajo a través de la red. Denota desesperación, y es el mayor motivo por el que nunca alguien nos dará trabajo. Nunca hay que dar lástima, ni exponer situaciones lastimosas ni nada por el estilo. La red no está para eso. No es profesional.

  8. No bajemos la guardia. Jamás. Siempre hay que estar en actitud positiva. Hay que tener autoconfianza y seguridad en uno mismo. Lo contrario, aunque sólo sea levemente, es algo que tu interlocutor lo notará, y es una impresión, una idea, que no va a olvidar.

  9. Hay que mantenerse siempre activo, sea cual sea la situación de actividad en la que uno se encuentre. No valen períodos de actividad fuerte con ausencias prolongadas. Esto es un proyecto serio. O se toma como tal, o mejor no se empieza con el proyecto de búsqueda. Y por ello:

    1. Hay que aprovechar para ampliar la formación. Nunca es tarde, ayuda a estar centrado en el objetivo, y ahora, con el teletrabajo, es un excelente momento, puesto que las oportunidades se han multiplicado.

    2. La disciplina es fundamental. Ya sea desde el desempleo, o desde una ocupación actual, hay que establecer rutinas (que necesariamente serán diferentes en cada caso) y seguirlas con disciplina, rigor y metodología. Con el tiempo que se disponga para ello. Lo contrario descentra la atención sobre el foco que nos debe ocupar.

  10. Es imprescindible perseverar. No rendirse nunca. Hay que diseñar bien el proyecto, y fijarse plazos razonables de ejecución, como en cualquier otro proyecto que hayamos gestionado. Pero como en aquél, en el seguimiento, en la perseverancia, está el éxito.

Como he dicho al principio, la intención de este escrito no es ser ejemplo de nada ni de nadie. Creo que sería pretencioso por mi parte. Pero sí lo es poner al servicio de otros lo que he aprendido y gestionado en los proyectos de búsqueda que he emprendido. Pienso que hay mucha gente afectada por la actual situación, creo que dentro del colectivo de mayores de 45 años hay personas que lo están pasando mal, y que no ven la luz a su situación al final del túnel. Quiero que sepan que eso no tiene por qué ser necesariamente así. Que hay que tener confianza en uno mismo, que con un planteamiento profesional se puede lograr los objetivos. Y que hay que luchar y perseverar por aquello que se quiere y en lo que realmente se cree. Espero haberlo conseguido.