Siempre he sostenido y sostengo que el líder se hace, pero primero se nace. El liderazgo se entrena, se educa, se forma, y se estudia, de varias y diversas formas. Pero sobre todo se nace. Se puede sembrar, pero en terreno abonable, no yermo. Todos hemos visto a niños desde bien pequeños con actitudes de líder, aunque a esas edades, muchas veces se confunden con las actitudes del mandón, que no es lo mismo. De hecho, yo diría que es antitético.
Poco antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, tuve la oportunidad de comenzar un curso titulado “Gestión Eficiente con Lean y Kanban” en el Colegio de Ingenieros Industriales de Bilbao. Lamentablemente, solamente pudimos celebrar dos sesiones de las cuatro de las que se compone el mismo, mismo antes de que tuviéramos que parar. El grupo del curso lo formamos 20 personas de varias empresas, posiciones y profesión, lo que le da heterogeneidad y riqueza al mismo.
En la segunda sesión, el ponente nos propuso un ejercicio sobre la materia y para ello, distribuyó una serie de roles, que son los que aparecen en la imagen que encabeza esta entrada, y que fueron:
- 5 operadores.
- 1 transportista de material.
- 1 G.P.S.
- 1 Gerente de planta.
- 1 Clientes
- 1 Controller.
- 2-3 desmontadores.
Todos nosotros estábamos organizados por grupos y el juego fue muy entretenido e ilustrativo, con diferentes simulaciones de situaciones, y cuyo objetivo fundamental era demostrar las bondades de una organización lean, con stocks controlados intermedios, distribuidas las distintas fases de producción de diversas formas, con tiempos de preparación y sin ellos, etc.
Lo que más me llamó la atención fue la rapidez con la que la gente se postuló a los diferentes roles, excepto ¿cuál? Exacto: el de Gerente. Yo me auto-aparté deliberadamente por tener curiosidad sobre la reacción de la gente. Al final lo cogí yo, pero eso es anecdótico.
Me hizo reflexionar: si esto es así cuando solamente se trata de un juego, ¿qué no será cuando se trata de la realidad? Pero sobre todo durante este confinamiento al que nos vemos sometidos pensé varias veces en esa anécdota y pensé: y si hacemos el mismo ejercicio después de que haya pasado la pandemia, cuando volvamos a la “normalidad” y veamos lo que queda de nuestras empresas y del tejido industrial en particular, me pregunto cuántos y qué clase de líderes se postularán a gestionar el tiempo del post-Covid.19.
Se habla de que hará falta un nuevo liderazgo, con nuevas actitudes y aptitudes, con gente preparada en otro tipo de habilidades como la digital, etc. Yo ya me conformo con que tengamos los líderes con características pre-Covid.19. No creo que haya que inventar nuevas atribuciones a nuestros líderes. Me conformo con que den un paso adelante y digan un “aquí estoy yo”. No como en el juego.