La situación de subcontratación mecánica en la industria. Segunda parte – Consecuencias

La realidad para aquellos que llevamos unos cuantos años en la industria es que hemos visto un deterioro progresivo de eso que los viejos del lugar denominan como “oficio”, entendido como el gusto por lo exquisito llevado a la profesión. Hoy difícilmente nadie repara un televisor. Con el precio que tienen los nuevos, el técnico que viene a casa directamente te dice: “Señor, le sale más a cuenta comprar uno nuevo que reparar éste”. Lo mismo se aplica al resto de electrodomésticos y muchos de los elementos del hogar (para qué hablar de los ordenadores, en donde la carrera desbocada entre los fabricantes de hardware y software lleva a que un equipo de dos-tres años esté obsoleto).

Pero esto que es relativamente sencillo en la parte eléctrica y sobre todo en la electrónica, no lo es, ni mucho menos, en la parte mecánica. Los elementos mecánicos son intensivos en capital, y están preparados para que duren muchos años, ya que su coste de reposición es muy elevado. En definitiva, hay que mantenerlos. Están sometidos a condiciones muy complicadas en sectores como el siderometalúrgico, y aunque las modernas técnicas de mantenimiento preventivo-predictivo (PPM) alargan la vida de los equipos y les hacen más “cómoda” la misma, la realidad es que no se libran de un mantenimiento intrusivo cada cierto tiempo. Y para llevarlo a cabo hay que tener profesionales que sepan hacerlo. Y sobre todo, que lo hagan bien.

Yo llevo más de diez años en la industria oyendo eso de “es que ya no hay ajustadores como había antes”, o “no hay manera de encontrar un calderero trazador, o un tubero en condiciones”. Encontrar un soldador que haga algo más que soldar con una soldadura semiautomática se ha convertido en un objeto de deseo que, además de escaso, es carísimo. De hecho, en las empresas son tan escasos, que se les conoce por su nombre y apellidos.

Las empresas que trabajan para el sector de la subcontratación mecánica se cruzan de brazos, por impotencia, cuando les indicas que el nivel de personal que traen a las paradas de mantenimiento, inversiones en nuevos equipos o entretenimiento general, no llegan a la altura de lo requerido. Están llenas de personas con buena voluntad, en muchos casos inmigrantes, algunos de ellos cuales no entienden ni siquiera el idioma, que no tienen la cualificación necesaria. Por supuesto, nada que objetar a que haya emigrantes que trabajen en esto. Al revés. No es su culpa ni su responsabilidad la falta de profesionales con oficio en el gremio. Pero no parece que sean ellos quienes deban liderar la salida a este problema.

El aterrizaje de empresas multiservicio/facilities en el sector industrial, debido a la crisis del ladrillo, se ha realizado sin disponer de experiencia ni cantera, pretendiendo vender personas con escasa cualificación por personas con oficio, a base de abaratar costes. El recientemente firmado convenio del metal para Vizcaya incluye un capítulo de la subrogación que es lesivo para la cualificación del personal, no para la cuantificación del mismo. De esto hablaremos en el capítulo 3, cuando hablemos de las diferentes modalidades de contratos.

La situación actual en la FP no augura un futuro bueno en este terreno. Aprender ajuste, calderería, soldadura, etc., en definitiva, mancharse las manos, no vende. Es mucho más “fashion” estudiar electrónica, robótica, microprocesadores, automática o los nuevos módulos de Inteligencia Artificial. Ni siquiera las escuelas de FP se promocionan como sitios en donde se vende oficio, sino aquellas que tienen los módulos más modernos.

Lo que he mencionado en el párrafo anterior es una realidad, basta con ver los periódicos o preocuparte en ver opciones para tus hijos para darse cuenta de ello. A mayor abundamiento, los Centros de formación profesional para desempleados están orientando su negocio hacia otros sectores de mayor demanda a futuro, como el sociosanitario (enfermería, cuidados de la 3ª edad, etc.). Es decir, en este tipo de empresas se está abandonando el sector industrial. Lo dicen sin ningún tipo de ambages. No es rentable mantener profesorado en los centros porque no hay alumnos que acudan.

Si quieres encontrar un tornero de control numérico hasta puedes tener suerte. Pero como quieras que el tornero sea de torno convencional, porque la variedad de piezas que quieras tornear es alta, entras dentro del mundo de los sueños. Es una quimera. Si quieres un soldador que en lugar de “pegaduras” haga “soldaduras”, como en los tiempos en los que el peinado de las soldaduras era sinónimo de la categoría de las mismas, vete olvidándote. Soldador de semiautomática, y poco más. Los buenos cobran como si fueran estrellas de fútbol.

En mi época de chaval, la escuela de formación de mi pueblo se llamaba “Escuela de Artes y Oficios”. Estudiabas “Maestría”. Yo creo que el nombre lo dice todo. Mientras otros países han desarrollado planes para dotar a la FP del prestigio y del rango que se merece, en España seguimos cuestionándonos si la FP Dual es adecuada o no. ¿No debería ser obligatorio que los chavales, antes de obtener el título estuvieran un par de años practicando en las empresas, lo que obligaría también a las empresas a tener caminos de aprendizajes para ellos?

Para terminar con esta parte de la tetralogía, voy a poner dos ejemplos de mi vida profesional. Sólo dos, pero hay muchos más:

  • Cuando fui Jefe de Mantenimiento en Derivados del Flúor-Bayer Hispania, veía a mis ajustadores de bombas “escuchar” a la bomba cuando la reparaban. Giraban con la mano el eje para ver si los rodamientos hacían ruido, como si estuvieran escuchando la combinación de una caja fuerte hasta que hiciera el “click” que la permitiera abrir. Reparaciones casi eternas, hechas con un gusto y un esmero dignas de artesanos-orfebres.

  • En mi época de Director de la multinacional danesa RMIG, estaba un día en la planta que teníamos en Alemania del Este, cerca de Leipzig, y durante un paseo por la fábrica junto al Director de la planta, me llamó la atención la cantidad de chavales que teníamos en el taller de troqueles. Me comentó que parte de su calificación lectiva estaba influida por la nota que la empresa les pusiera por su desempeño en la planta. Análogamente, las empresas recibían más o menos subvenciones del gobierno en función de su predisposición a tener este tipo de chavales, medido en porcentaje sobre el total de empleados. Y yo pensé, ¿esto mismo no se puede aplicar en mi país? Hablamos de los comienzos del milenio, o sea que ya ha pasado cierto tiempo.

El relevo generacional de las empresas demandantes de servicio, se está realizando con fichajes de empresas ofertantes de servicio, eliminando requisitos de formación reglada, costes de formación interna, como vía directa de captación de talento. La famosa frase de Richard Branson “Entrena a la gente lo suficientemente bien como para que se puedan ir, trátalas lo suficientemente bien como para que se quieran quedar” es imposible de cumplir, lo que genera recelos y deteriora las relaciones entre las empresas y los trabajadores. Y es algo que, al retroalimentarse, va generando una bola cada vez mayor.

No es mi pretensión entrar en una campaña engañosamente sensiblera de que “cualquier tiempo pasado fue mejor” (primer ejemplo) o de que “fuera las cosas se hacen mejor” (segundo ejemplo). La pretensión es simplemente mostrar que no estamos hablando de nada que no se haya hecho antes aquí o que no se esté haciendo por otros lares. Por tanto, no es “ciencia de cohetes” de lo que estamos hablando. Es algo perfectamente posible.

Siguiente capítulo: Tercera parte – Los contratos en la subcontratación.